La falta de imposición de las reglamentaciones, y el cambio discrecional e impredecible de las mismas, desalientan la inversión privada y la especialización, y promueven la inversión únicamente en actividades orientadas a la ganancia de una renta. Si tal condición fuera endémica en toda la economía, la inversión en general y la innovación y el crecimiento estarán por debajo de su potencial.